lunes, 12 de julio de 2010

Cuanto vale tu palabra

La palabra ya no vale nada, no obliga a nada.

Lo que vale es satisfacerse uno mismo y en ése camino de autosatisfacción consentida y animada por la sociedad, ningún compromiso es fuerte.

"A ver si quedamos para tomar un café"
"Si necesitas ayuda, avísame"
"Tengo que ir a verte"

Frases vacías que se pierden ante cualquier excusa, porque para poder autosatisfacernos, necesitamos una excusa que oculte que en realidad no queremos ni quedar ni ayudar. Así que terminamos de bordarlo con una mentira.

"Olvidé que ya tenía planes"
"Es que tengo que poner una lavadora"
"Me pillas muy líado, mejor lo dejamos para otro momento"

Éso es lo que vale la palabra, para mentir, para tergiversar, para ocultar nuestro podrido egoísmo y para disfrazarlo y envolverlo en el papel de una moral a medida que nos permita tener la conciencia tranquila.

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